Encontrar en Barcelona un bar que te sirva algo más que la cuenta con la caña se ha vuelto deporte extremo: misión imposible donde las haya. Entre precios turísticos y cartas con más anglicismos que sentido común, lo de “una bebida, una tapa” suena a romanticismo ibérico.
En esta jungla de brunchs y copas de vino biodinámico, hay quien todavía resiste. Y lo hace desde la autenticidad y la sencillez, sin querer convertirse en el último descubrimiento de Instagram. Una barra, unas mesas, y una promesa: aquí no bebes solo, aquí se come aunque no lo pidas.
El Bar Raspall no está escondido, pero tampoco parece gritar su existencia. En pleno barrio de Gràcia, sobrevive a base de recetas que caben en una tapa y precios que caben en cualquier bolsillo. Su oferta es directa: pides una caña, te sirven una tapa. Pides un vermut, otra tapa distinta. Y así, hasta que el hambre se rinde o el reloj marca la una.
Por 2,80 euros puedes llevarte una cerveza bien tirada y, con suerte, un bocado de tataki de atún o ensaladilla. Si eres más de vino o refresco, el menú sigue sin dejarte en bancarrota: por menos de cuatro euros, comes y bebes. La carta cambia con el día, lo que le da un aire de improvisación doméstica muy difícil de encontrar en tiempos de QR y franquicia.
Las tapas no están ahí para rellenar, sino para sumar. Desde bravas de boniato hasta pimientos del padrón, el Bar Raspall demuestra que se puede hacer cocina sencilla sin caer en lo predecible. Y no todo es frito ni congelado.
El espacio también habla. La decoración, entre lo artesanal y lo reciclado, da al lugar una personalidad reconocible. Lámparas hechas con tuberías, botellas de cerveza reconvertidas en neones improvisados y una paleta cromática que recuerda más a una casa de pueblo que a un bar de moda en el barrio hipster.
Sus horarios son los de la vida relajada: de tarde a noche. No madruga, no corre. Es perfecto para esa merienda que se alarga o esa cena sin prisa. No hace falta reservar, ni esperar colas.
Solo llegar y dejar que el sistema funcione: tú pides, ellos cocinan, y el plato llega con la bebida, como ha sucedido durante siglos en muchos bares de la Península. La tapa y caña de siempre se imponen en este rincón sin colas.
Bar Raspall
- Dirección: Samsó, 8 (Barcelona).
- Teléfono: 636 05 30 77
- Precio: 10 €
- Horario: Lunes a viernes, de 17.30 a 1 horas. Sábado y domingo, de 12.30 a 1 horas.
Foto | @raspallbcn
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