Los champiñones salteados son capaces de complementar una amplia gama de platos. Desde acompañar carnes rojas o un cuenco de arroz blanco, hasta enriquecer una sencilla tortilla francesa o convertirse en los protagonistas de una tostada gourmet. Tienen una textura carnosa que potencia cualquier preparación.
Además, ¡se preparan muy rápido! Los champiñones siempre se achican. El truco para evitarlo es cocinarlos rápido y no abarrotar la sartén. Un fuego medio alto será crucial también para caramelizar los azúcares naturales y desarrollar ese color dorado tan apetecible, evitando que suelten demasiada agua y se hiervan en lugar de saltearse.
Limpiar los champiñones con un paño húmedo o un cepillo suave. Cortar en rodajas de grosor medio. Colocar una sartén amplia a fuego medio-alto. Una vez caliente, añadir el aceite de oliva. Es importante que la sartén esté bien caliente para que los champiñones se doren y no se hiervan.
Añadir los champiñones laminados a la sartén en una sola. Dejar que se doren sin remover durante 2 a 3 minutos. Verás que empiezan a soltar su agua.
Una vez que los champiñones hayan soltado parte de su agua y empiecen a dorarse, condimentar con la pimienta negra molida y el ajo granulado. Remover bien y cocina por 3 a 5 minutos más. Retirar los champiñones del fuego y espolvorear con perejil seco o fresco picado por encima.

Con qué acompañar los champiñones salteados
Para potenciar aún más su sabor, te sugiero acompañar los champiñones salteados con unas rodajas de pan crujiente, perfectas para absorber sus deliciosos jugos. Mismo, añadir a la mesa un paté o untable vegano será un acierto. Mi recomendación personal es un guacamole que complementará a la perfección la intensidad umami de los champiñones.
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