Las suculentas han ganado fama de invencibles: sobreviven con poca agua, resisten el calor y no necesitan grandes cuidados. Pero esa fama, si se exagera, puede ser su sentencia. Porque sí, también se mueren. Y muchas veces es culpa de errores evitables.
Uno de los fallos más frecuentes es el riego. Pensar que nunca necesitan agua es tan dañino como regarlas demasiado. El exceso de humedad pudre las raíces, sobre todo si la maceta no tiene un buen drenaje incorporado.
Otro punto crítico es la luz. Estas plantas necesitan muchas horas de sol directo o al menos luz intensa. Si las colocas en un rincón oscuro, se debilitan, se estiran en busca de luz y pierden su forma compacta habitual.
Cuidado con la maceta
La elección del recipiente también influye. Macetas sin agujero, por bonitas que sean, retienen agua en el fondo. En suelos mal ventilados, las raíces se asfixian y la planta acaba mostrando señales de estrés prolongado.
El tipo de sustrato también es clave. Las suculentas no pueden sobrevivir en tierra normal para macetas. Necesitan una mezcla muy porosa, con arena gruesa o perlita que permita un secado rápido entre riegos.
Ojo al frío
Cuidado también con las temperaturas. Aunque resisten el calor, muchas no toleran el frío. En balcones o patios en invierno, es preferible meterlas dentro o protegerlas con una funda aislante adecuada.
El abono debe usarse con moderación. Si bien no hace falta fertilizarlas cada semana, un aporte ligero en primavera y verano puede ayudar a que crezcan con fuerza y mantengan su color saludable.

Algunas personas limpian sus hojas con paños húmedos, pero eso puede dejar humedad en zonas sensibles o dañar la capa protectora. Mejor usar un pincel seco o aire suave para quitar el polvo acumulado.
Si ves que tu suculenta cambia de color, se ablanda o empieza a perder hojas, no es decoración: es una alerta. Observa sus señales, ajusta el entorno y evita errores que tienen solución anticipada simple.
En resumen, las suculentas son agradecidas, pero no mágicas. Con unos cuidados básicos y evitando los errores comunes, pueden durar años decorando con su geometría silenciosa viva.
Foto | Mark McCammon y Andreea Ch
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