Este es el truco más fácil y rápido para abrir botes de conservas rebeldes

Esta una odisea doméstica puede rebajarse a rutina sin sobresaltos con unas simples consideraciones previas a ponerse a hacer fuerza

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Joana Costa

Editor

No es fuerza, es estrategia. En cada cocina hay un bote que parece haber sido cerrado por Hércules. Uno se esfuerza, resopla, se deja la palma contra la tapa, y nada. Ese pequeño cilindro de cristal con tapa metálica se convierte, por segundos, en el villano de la cocina moderna.

La escena se repite a menudo: comida lista, salsa por abrir y un tarro que decide resistirse. Las tapas de conserva, especialmente las de encurtidos o salsas caseras, crean un vacío interno que las hace casi imposibles de abrir sin un mínimo de ciencia (o brujería). Pero no hace falta recurrir ni a herramientas raras ni a sudores innecesarios.

La solución existe, y es tan elemental como eficaz: agua caliente y unos golpecitos estratégicos. El calor dilata el metal y rompe el sello de vacío; los golpes en el borde hacen el resto. El resultado no es magia, pero sí una combinación infalible para no odiar más la hora de abrir conservas.

El paso a paso no requiere ni fuerza ni técnica avanzada. Basta con poner el bote boca abajo bajo un chorro de agua muy caliente durante medio minuto. Luego, golpear suavemente los bordes con una cuchara o el mango de un utensilio. Cuando suene un leve “pop”, la tapa estará lista para girar.

Si el drama persiste, aún hay trucos de refuerzo. Una goma elástica grande alrededor de la tapa (como las que se usan en los manojos de brócoli) mejora el agarre, según webs especializadas como Simply Recipes. Los guantes de silicona también sirven para ganar tracción.

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Cuidado con las palancas improvisadas

Importante: evita improvisar. Usar cuchillos, tijeras o espátulas como palancas puede acabar en desastre: desde un dedo herido hasta el contenido saliendo por los aires. Este truco es tan sencillo como seguro, y evita accidentes innecesarios.

En cambio, la solución del agua caliente sirve para todo. Conservas, botes de legumbres, encurtidos caseros o salsas exóticas. Da igual si vienes de una larga jornada o si sufres de poca fuerza en las manos: esta solución funciona y no discrimina por tamaño ni contenido.

Conclusión clara: agua caliente, utensilio y cabeza. Un método tan eficaz que debería venir impreso en las etiquetas de los botes. Porque en la cocina moderna, no hay lugar para ser rehén de una tapa testaruda.

Foto | Pixabay y Freepik

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